Reflexionaba durante estos días de pajerismo/laboral/practicante sobre ese afán que tenemos los humanos de tropezar con la misma piedra una y otra y otra vez.
Bueno quizás no son todos; quizás soy solo yo, y saben lo peor de todo es que, como que me anduve encariñando con ellas y es BRÍ GI DO!
(y en mi cabeza suena: tropecé de nuevo con la misma piedra la canto con la manito en la oreja, entrecerrando los ojos, ladeando la cabeza mientras intento sonar afinada)
Me cuesta una cantidá soltar después de algún episodio de decepción/tristeza. Yo me pregunto, no debería ser más fácil acaso? Pero bueno, nací porfiada y terca como una mula, y para mí no es para nada de fácil. Soy muy géminis pa mis weás por la shusha. Soy una perra tan sentimental, me las sufró todas, lloró hasta cansarme, después de eso viene la calma. Claro a ratos.
Saben que es lo peor de encariñarse con las piedras, que uno perdona una y otra vez y es así como la gente se acostumbra a hacerte daño y es porque uno les permite que tengan ese poder sobre uno.
Porque mierda, si sé que algo me hace mal, sigo intentando hasta el cansancio, aunque claro eso no es siempre así. A veces intento que las cosas resulten de buena forma, pero en otras ocasiones y eso depende de la luna, las estrellas y los cometas, mis niveles de paciencia son superados y mando todo a la shusha sin pensarlo mucho.
Seré sincera, soy una persona que da muchas oportunidades antes de dejar de perdonar a la gente que me hace daño, lo que ha sido nefasto en cuanto a el desgaste emocional que esto me ha provocado.
No he tenido tantos amores, pero los que han existido, han sido como tener a los guionista de alguna teleserie mexicana llena de milagros; con ciegos que vuelven a ver, pobres que eran ricos, lisiados que caminan y claro, yo aún no he visto ninguno de esos milagros en mai laif, pero han tenido harto drama, llanto, peleas, reconciliaciones y términos desafortunados.
Aún no aprendo a que hay que desprenderse de esos amores tan funestos y dolorosos. No se que habré hecho en mis vidas pasadas, pero en está me ha tocado arreglar todas las cagás que tuve en mis mil vidas pasadas, no me explico de otra forma tanto infortunio en una sola persona.
Supongo que los años (espero tatita Dioh), me darán la capacidad de dejar el suelo al que me aferro cada cierto tiempo cuando me suceden esta clase de desgracias y aprenda a limpiarme las rodillas y pararme con mayor velocidad para no encariñarme con las piedras nuevamente.
Bueno quizás no son todos; quizás soy solo yo, y saben lo peor de todo es que, como que me anduve encariñando con ellas y es BRÍ GI DO!
(y en mi cabeza suena: tropecé de nuevo con la misma piedra la canto con la manito en la oreja, entrecerrando los ojos, ladeando la cabeza mientras intento sonar afinada)
Me cuesta una cantidá soltar después de algún episodio de decepción/tristeza. Yo me pregunto, no debería ser más fácil acaso? Pero bueno, nací porfiada y terca como una mula, y para mí no es para nada de fácil. Soy muy géminis pa mis weás por la shusha. Soy una perra tan sentimental, me las sufró todas, lloró hasta cansarme, después de eso viene la calma. Claro a ratos.
Saben que es lo peor de encariñarse con las piedras, que uno perdona una y otra vez y es así como la gente se acostumbra a hacerte daño y es porque uno les permite que tengan ese poder sobre uno.
Porque mierda, si sé que algo me hace mal, sigo intentando hasta el cansancio, aunque claro eso no es siempre así. A veces intento que las cosas resulten de buena forma, pero en otras ocasiones y eso depende de la luna, las estrellas y los cometas, mis niveles de paciencia son superados y mando todo a la shusha sin pensarlo mucho.
Seré sincera, soy una persona que da muchas oportunidades antes de dejar de perdonar a la gente que me hace daño, lo que ha sido nefasto en cuanto a el desgaste emocional que esto me ha provocado.
No he tenido tantos amores, pero los que han existido, han sido como tener a los guionista de alguna teleserie mexicana llena de milagros; con ciegos que vuelven a ver, pobres que eran ricos, lisiados que caminan y claro, yo aún no he visto ninguno de esos milagros en mai laif, pero han tenido harto drama, llanto, peleas, reconciliaciones y términos desafortunados.
Aún no aprendo a que hay que desprenderse de esos amores tan funestos y dolorosos. No se que habré hecho en mis vidas pasadas, pero en está me ha tocado arreglar todas las cagás que tuve en mis mil vidas pasadas, no me explico de otra forma tanto infortunio en una sola persona.
Supongo que los años (espero tatita Dioh), me darán la capacidad de dejar el suelo al que me aferro cada cierto tiempo cuando me suceden esta clase de desgracias y aprenda a limpiarme las rodillas y pararme con mayor velocidad para no encariñarme con las piedras nuevamente.