De mi paso por la escuelita rurals quedaron muchos recuerdos. Unos buenos, otros muy malos, y otros que recuerdo con alegría y un gozo en el alma (grande) como fue mi paso por el grupito de folclore.
A parte de estar literalmente entre medio de las vacas; la escuelita rurals, fue un periodo de maduración de mi vida a pesar de lo chica que era. Fue un cambio de vida rotundo. Uno de esos cambios fue pertenecer al grupito de folclore y es algo que recuerdo con gracia.
Creo que siempre he sido un ser disperso, con unas ganas voraces de conocer todo o de todo un poco, y la verdad, no recuerdo como mierda fui a dar al famoso grupito. Tocaba el triangulo, el bombo y el pandero (que toque afanada creyéndome evangélica), no lo ultimo no, pero era metódica.
Hacer percusión siempre ha sido muy mal valorado por el resto del mundo, incluyéndome. Mil veces será mas bakano el de la batería o el bajo, por sobre un percusionista. Nadie sabe lo complejo que es mantener un sonido sin que los otros sonidos del universo te interrumpan para no perder el ritmo. Pero como yo siempre he tenido mas ritmo que curao bailando cumbia, caí paradita después de hacer un salto triple mortal en el grupo de folclore.
Pero mi historia tocando el pandero, el triangulo y el bombo no termina ahí. Tuvimos una presentación artística the rials, en la ya inexistente FISA, que estaba en Camino Melipilla.
Y ahí estábamos, los niñitos de la escuela rurals mostrando nuestro talento al publico. Que no eran más personas que los papas que nos acompañaron a la presentación (incluyendo a mi madre). Fue un fiasco ahora que lo analizo, pero en esos momentos de adrenalina, yo me creía punk como Kel Calderón, no mentira. Con el tiempo, y después de dejar la escuelita rurals supe que lo mio quizás no era la percusión, tenía mas dotes haciendo africanos que tocando el pandero.
Creo que siempre he sido un ser disperso, con unas ganas voraces de conocer todo o de todo un poco, y la verdad, no recuerdo como mierda fui a dar al famoso grupito. Tocaba el triangulo, el bombo y el pandero (que toque afanada creyéndome evangélica), no lo ultimo no, pero era metódica.
Hacer percusión siempre ha sido muy mal valorado por el resto del mundo, incluyéndome. Mil veces será mas bakano el de la batería o el bajo, por sobre un percusionista. Nadie sabe lo complejo que es mantener un sonido sin que los otros sonidos del universo te interrumpan para no perder el ritmo. Pero como yo siempre he tenido mas ritmo que curao bailando cumbia, caí paradita después de hacer un salto triple mortal en el grupo de folclore.
Pero mi historia tocando el pandero, el triangulo y el bombo no termina ahí. Tuvimos una presentación artística the rials, en la ya inexistente FISA, que estaba en Camino Melipilla.
Y ahí estábamos, los niñitos de la escuela rurals mostrando nuestro talento al publico. Que no eran más personas que los papas que nos acompañaron a la presentación (incluyendo a mi madre). Fue un fiasco ahora que lo analizo, pero en esos momentos de adrenalina, yo me creía punk como Kel Calderón, no mentira. Con el tiempo, y después de dejar la escuelita rurals supe que lo mio quizás no era la percusión, tenía mas dotes haciendo africanos que tocando el pandero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario