miércoles, 1 de noviembre de 2017

Capítulo 25. Mis muertos

La primera pérdida en mi vida fue José Miguel, mi bisabuelo materno. Tenía como unos once años. Recuerdo que ese día, mi mamá nos retiro temprano del colegio, y preparo todo para el largo viaje que significa mover a toda la familia a Gorbea. Viajamos toda la noche, para poder llegar al velorio y al funeral del que fuera ese hombre tan maravilloso que afortunadamente me toco como bisabuelo.


Junto a José Miguel.
José Miguel, llego al sur de Chile junto a Marta, mi bisabuela que no alcance a conocer. Se dedicaron al corretaje de propiedades, por lo que siempre fueron medios gitanos y pulularon de un lugar a otro. Se fueron de Chile a vivir al sur de Argentina, después del terremoto del '60 en Valdivia, y volvieron varios años después a vivir a Temuco. 

Los recuerdos que tengo de este hombre, que me heredo el gusto por la comida, por los paseos, por las eternas siestas abrazados, por los pasteles. 
Grande, de ojos verdes, gordo, bonachón y de la risa fácilNo pude no haberlo disfrutado más. Siempre sentí que su existencia marco tanto mi infancia. Viajábamos en tren cada vez que podíamos a verlo. Mis vacaciones, siempre era tiempo perfecto para poder arrancarnos y vivir un par de semanas en su compañía. Conversar eternamente, jugar, reírnos y comer que era lo que más disfrutaba. Quizás su pérdida no fue tan terrible, porque ya era un regalo tenerlo como bisabuelo. Sentí su pérdida como algo natural a mis cortos años, porque vivir más de ciento siete años, es un regalo, no sólo para él, sino para todos quienes tuvimos el regalo de tenerlo en nuestras vidas. 

Hace cuatro años atrás partió Benilde, mi abuela materna, hija de José Miguel y Marta. La Mami, como le decía a mi abuela, fue uno de los pilares fundamentales de la vida familiar y de mi vida. 
Fue la quinta hija, casada con Jorge mi abuelo. Madre de mi mamá, de mi tío Barby y mi tía Bigotitos de foca, apodos que aún les tengo a mis adorados tíos, hermanos de mi madre; y ahora la única familia materna directa que me queda.

Crecí con está abuela tan maravillosa, que no tuve necesidad de tener mas abuelos que mis abuelos maternos. Crecí con su amor desbordante, con sus platos de comida enormes, con siestas y veranos juntas, con viajes. Cada fiestas patrias esperábamos sus empanadas fritas tan ricas, que nunca aprendí a hacer. Cada año nuevo lo pasamos juntos en familia. Cada cumpleaños, llegaba con una torta a verme. Era el llamado que esperaba cada 26 de mayo. Se sentía orgullosa de la gran familia que tenía. 
Mi mami, se fue de manera inesperada un 30 de mayo, días antes, me había llamado para mi cumpleaños y todo estaba bien. En la noche de ese treinta de mayo, me llamo mi papá, lo que no era raro, hablábamos todos los días porque yo estaba trabajando fuera de Santiago. Y me dice, que murió mi abuelita, como a mi mami jamás le dije abuelita, pensé que era la mamá de mi papá, descolocada, porque no podía ser mi mami, le pregunto que abuelita. Y me responde, la mami, la mami falleció. 
Sentí como mi mundo se desmoronó. Esa noche no pude viajar. Llore y pensé casi toda la noche que todo esto era una pesadilla. No podía ser posible que mi mami, ya no estuviera. Dormí un par de horas y me vine a Santiago con el corazón en pedazos. Sentí por primera vez que el mundo era tan injusto y supe lo dolorosa que era la vida al quitarme a quien más quería.


Jorge, mi abuelo materno.
Casi un año y cuatro meses después, falleció Jorge, mi abuelo materno. Lo de mi tata, fue más un proceso. 
Después de fallecer la mami, el Pelao, como le decía de cariño paso enfermo. Dos semanas antes de partir, nos enteramos que tenía un cáncer en etapa terminal. 
El pelao, era el primogénito de Marina y Juan. Hermano de Zelma y Juan. Oriundo de Peumo, tuvo una infancia muy dura y creo, podría escribir un libro de su vida.
Boxeador en el servicio militar, fue padre joven de mi madre. Amante del tango y los boleros. Le gustaba tomarse su vinito y muchas veces lo acompañe siendo pequeña, a unos tugurios como El Castillo en Av. Apoquindo, una cantina donde todos se conocían y que aún sobrevive a los avances de la modernidad. En sus últimos días, estuvo rodeado de toda su familia, hasta que su cuerpo no dio más.

La última pérdida fue mi madre, Evelyn, el año pasado. Mi mamá, hija mayor de Jorge y Benilde, casada con Antonio, mi padre. Madre de cuatro hijos; Jorge Antonio, Juan Pablo, Constanza y José Ignacio. Abuela de Isidora y Emilia. Tía de ocho sobrinos.

Durante poco más de un año, mi mamá dio la pelea más dura que le toco dar en su vida. Pelear por vivir. Estuvo internada los últimos meses del 2015 y terminamos ese año, con mi mamá grave en riesgo vital. 
Fue tan duro, pero ahora a casi un año de su muerte, siento que mi mamá fue tan precavida, y nos quiso regalar tiempo con ella. Durante febrero del 2016, volvió a casa para pasar los que serían sus últimos meses con nosotros. Ver partir a mi madre a sido sin duda alguna lo más doloroso que me ha tocado enfrentar en mi vida. Es un dolor tan horrendo que aún no se como explicarlo. No hay día que no recuerde a mi mamá, la pienso y la siento siempre. 

Estos últimos años, han sido años duros. He perdido a gran parte de mi familia materna, pilar fundamental de mi vida. 

Hoy después de muchos meses sin ir, fui al cementerio como cada 1 de noviembre lo hicimos junto a mi mamá. Fue duro levantarme, vestirme, llegar al mausoleo, y saber que en ese lugar estaban los restos de las personas que más ame en mi vida. Es doloroso no poder abrazarlos, no poder decirles cuanta falta me hacen a diario.  Que los necesito enormemente. Es muy duro seguir la vida sin ustedes en ella, pero se que ustedes viven en mi con cada recuerdo que compartimos. Con cada abrazo que nos dimos, con cada te amo que nos dijimos, con cada risa. Se que viven en mi, mientras yo los siga recordando cada día, a cada momento.




martes, 12 de septiembre de 2017

Capítulo 24. Estoy como el pico!

Hace tiempo que no escribo por diversas razones. Hoy escribiré de mí y de cómo llegue a estar como estoy hoy. Partiré con un: hoy estoy como el pico.

El jueves pasado, fui al médico y me dieron ocho días de licencia, que creo no debí haber tomado, porque el tiempo de ocio, se convierte en tiempos de tortura mental. 

No había tenido pausas desde los días que me tomé cuando falleció mi mamá a finales del año pasado. 
Pensé, que estos días en casa me harían muy bien para descansar, y leer y ver películas; pero desde el domingo en la noche que no he parado de llorar. Es como si mis ojos fueran un par de grifos veraniegos abiertos en alguna pobla. 

He llorado, y llorado y no he parado de llorar. Tengo un nudo en el estomago, la guata dura, tensa. Es cómo si hubiese acumulado años y años de pena y ya no puedo seguir reteniendo todo y lo solté. 
El negrito y los niños, no saben que decir, todos se han acercado y yo los he evadido olímpicamente,  porque no sé porque lloro y no puedo parar. Mi corazón ha acumulado creo tanta pena y dolor que se derrumbó. Me encuentro en el hoyo mismo y tengo dos opciones: terminar de hundirme o salir a flote de nuevo (sí de nuevo)
Si me preguntan ahora, no tengo ánimos de nada. He generado tal nivel de estrés en mi cuerpo que hasta con vómitos he estado. 
Quiero desaparecer. A ratos siento que me volveré loca. Saldría corriendo.

Pienso en mi mamá, en mis tatas. En mis hermanos, en mi papá, en mis sobrinas. Pienso en mi trabajo, en las clases. Pienso, en todo y en todos. Y no puedo para de llorar. Todo esto es terrible. Estoy agotada de tratar de estar bien, de rendir en todos lados , de ser la hija, la hermana, la tía, la amiga, la compañera. Ya no me quedan fuerzas para seguir a ningún lado. 
Debo seguir acaso?
I dont know.



lunes, 3 de julio de 2017

Capítulo 23. Aniversario de Matrimonio

Mis papas.

      A estás alturas del año pasado estábamos con la Monita haciendo todos los preparativos para celebrar su aniversario de matrimonio con mi padre, Antonio. 
Cumplían treinta y cuatro años de casados, y creo que desde que tengo memoria, jamás lo habían celebrado. Treinta y cuatro años juntos, más de la mitad de sus vidas.


Salto del Laja. '91 o'92
Yo procure hacer algunos recuerdos para esa fecha, seleccione fotos de nuestra vida familiar y lo que había sido la historia de amor que construyeron juntos. Fotos de nosotros pequeños, de los viajes familiares, de los cumpleaños, fiestas patrias y años nuevos que pasamos juntos. Recuerdos; recuerdos que habían ido acumulando a lo largo de los años. 


Ovalle. '94
Pedimos un menú a los amigos italianos de Franklin y armamos una comida con la familia más cercana, nos reunimos, como tanto le gustaba a mi mamá. A ella le encantaba recibir gente en la casa. Quizás la Monita sabía que no le quedaba mucho de vida y nos quiso reunir para crear recuerdos con ella el último tiempo. 
Mi madre fue siempre una mujer tan precavida, siempre adelantándose a todo. Porque quiso celebrar su aniversario justo el año en que nos dejo? Supongo que mi mamá sabía que no viviría mucho, y quiso regalarnos tiempo con ella. Tiempo y recuerdos. 

Santiago. 2016
Ese día lo pasamos tan bien, mi mamá como nunca a pesar de lo cansada que se veía no quiso dejar a sus invitados. Converso y compartió con todos. Se veía feliz. Todos ese día estábamos felices porque llevaba tanto tiempo sin salir de su cama, después de haber pasado un largo período hospitalizada. Supongo que ese también fue el veranito de San Juan que tuvo mi madre antes de su última recaída.

Aproveche ese día de tomar fotos, para atesorar ese momento y recordar. 
El próximo 12 de Julio, mis papás habría cumplido sus treinta y cinco años juntos. Y se que será una fecha dolorosa, porque será el primer aniversario de matrimonio que mi papá estará sin la Monita. 

Cada fecha familiar el último tiempo a ido acrecentando la ausencia de mi madre en nuestras vidas. A pesar de que todos hemos tratado de salir adelante juntos, hemos esquivado el dolor de sentir su ausencia cada día. Ignorando. Haciendo cosas para mantener la mente ocupada y no tener que lidiar con el dolor de la pérdida. Con tener que lidiar con todos los dolores, de todas las pérdidas de los últimos cuatro años.

domingo, 14 de mayo de 2017

Capítulo 22. Día de la Madre

En mi familia nunca hemos sido de la idea de celebrar el día de lo que el comercio estime conveniente celebrar; y no es ser amargada con quienes si les gusta celebrar. Es más bien una manera practica de ver la vida. 

Mi mamá siempre me decía porque solo debe ser un día? Acaso no puede ser el día que queramos o repetirlo en infinidad de ocasiones durante una semana, un mes o un año? Porque no es necesario que exista un día para reunirnos, o para celebrarnos o en definitiva para amarnos. 

Fue así como en especial esta fecha y en especial este año es el primer día de la madre que me encuentro en el mundo sin la mía y es difícil lidiar con todo el bombardeo de emotivas postales con las que las redes sociales me bombardean. Es difícil como una fecha que no significaba nada, se convierte en dolor. 

Fue así como trate de pasar el fin de semana con mi familia y en especial con mi papá, que es por estás fechas cuando el mundo le recuerda a gritos que perdió con quien compartió más de la mitad de su vida y quien fue la madre de sus hijos. 

Y ese nuevo padre- madre, que de un momento a otro le toco llevar ambos roles con hijos grandes, y que muchas veces no sabe que hacer, ni decir; y trata de ser como la mamá que ya no tengo, tratando de pensar que habría hecho la Monita.

Nos unimos en el silencio del dolor, sin decirnos ninguna palabra al respecto. No dijimos nada sobre la venta indiscriminada de chocolates, o las flores y peluches alusivos al día de la madre. Tampoco dijimos nada al ver matrimonios con sus hijos. Tampoco dijimos nada hoy. Cada uno vivió en silencio la ausencia de mi mamá el día de hoy.

lunes, 1 de mayo de 2017

Capítulo 21. Dealers

Y así fue como la niñita del colegio de monjas se empezó a corromper de a poquito cuando la burbuja estalló en sus narices. Bueno, quizás nunca hubo burbuja. 
Abro paréntesis.Debo recordar que en mis años de escolaridad juvenils, era parte del grupito que no fumaba, no tomaba o si tomaba era muy poco, por ende jamás se curo raja (y por supuesto; no se vómito el pelo, no meo en la calle, y no anduvo ni postre, ni rancia. De cañas ni hablar.) Bueno, pero esos eran otros tiempos. Al terminar cuartomiedo, seguí enrielada en el sendero del señor. Trato de recordar, cuándo? Cuándo todo se derrumbo, dentro de mí,dentro de mí y entre en los vicios de a poquito. Porque debo asumir, que esto fue una escalada, y una cosa llevo a la otra. De un vaso a una garrafa. De un cigarro a un pito, y de ahí pá delante, no pares, sigue, sigue y me acorde de Proyecto Uno, lo que accidentalmente fue una caída de carnéts terrorífica. Cierre paréntesis.

Aclarado lo anterior, vuelvo a preguntarme casi a gritos como pase de esconderle los cigarros a mi papá para que no fumara, a fumarme una cajetilla diaria. Cómo pase de la sobriedad al alcoholismo. Cómo pase de la decencia a la indignidá. Y como pase de consumidora a dealers. Porque debo reconocer, que las charlas del Conace y de Don Graf, no dieron ni un fruto en mi vida. No sirvieron de ná, lo que es ná. Ni con cien,docientos, lo que tu queraí hubiese resultado!

Creo que aunque no lo quiera asumir, porque si el Pelao se entera de que me las ando dando de dealers-consumidora-pasturrienta me encierra de por vida en la casa de las Carmelitas Descalzas a la salida de Melipilla y como a mí no me gusta el encierro, porque de vez en cuando y de cuando en vez me vienen los ahogos de la Olguita Marina; seguiré con mi vida de delincuente encubierta. Abro paréntesis; mi papá ya cree que soy delincuente por tener tatuajes, no se que pensaría si sabe que de vez en cuando me las doy de dealers. Cierre paréntesis. 

Y bueno, en un principio, era la paletiada de comprarle a los amigos, porque he tenido la suerte, que siempre conozco gente que es más drogadicta que yo, y que tienen un amigo del amigo del amigo que vende marimba. Eso si, de los amigos no he pasado. Y analizando de esta manera la situación, sería algo así como el dealers-amigo-pana-therials-bakan-ricobuenaonda, así como a lo Eli de Caso, en Aló Eli!
El Sendero del Señor y los caminos de la vida, no son lo que yo esperaba, no son lo que imaginaba, no son lo que yo creía, así como dice Vicentico; me han llevado, como todo en la vida de una cosa a otra, pero de esa cosa a está otra cosa existe un universo paralelo y mas de siete vidas de felino. 

Aunque por otro lado creo que ver en los últimos años tantas series de narcotraficantes como, Pablito Escobar, El Señor de los Cielos, el Chapo Guzmán y su escapada de película gringa, donde ser narco es bakan-pulento, creo que me dio como a súper héroe a Pablito Escobarsh. Porque, abro paréntesis, después de ver la serie de Pablo Escobar, El Patrón del Mal; que Pablo se convirtió en mi mentor y quiero ser como él, con un imperio de coca; pero claro, el mío será de marimba. Cierre paréntesis. O fue la tele, las series, los narcos, las circunstancias, la buena onda, la paletiá, Colombia, o simplemente yo, lo que dieron el vamos a está nueva vida de microtráfico y aventura. Y yo me transforme cual travestí, de la niña del colegio de monjas a la delincuente traficante de sustancias mentales, dealers de la amistad. Heroína de los angurrientos. Patrona de la dispersión. Madrina de los volaos! 


domingo, 23 de abril de 2017

Capítulo 20. Ha vuelto!

Tengo un poco de miedo, porque creo que la Brígida ha vuelto!

Estas últimas semanas han sido muy complicadas emocionalmente hablando, creo que muchas cosas han sucedido y resulta que por esas casualidades de la vida volví a reencontrarme con la Brígida. Volvimos a conversar, y recuperamos tantos años perdidos de relación. 

Justo en los momentos más complicados de mí vida, ella vuelve como si supiera que estoy mal y que la necesito. Sabe que decir y que hacer en estás situaciones, porque me conoce tan bien por Dioh! 
Fueron tantos los años de postricidad que nos unieron durante la más tierna juventú, que el reencuentro ha sido algo así como que todos los planetas de alinearon para dar paso al choque de los mundos y crear un nuevo universo entre nosotras. Y no miento, ella siempre me acompaña en los peores momentos de la vida. 
A nadie que me conoce le tiene mucho aprecio a la Brígida, porque sabe que juntas somos como una súper mega dupla, como un huracán...arrasadoras. Juntas podemos arrasar con "El Cielo" y desabastecer al país con sólo proponerlo, en menos de veinticuatro horas y con antecedentes que lo avalan como un hecho histórico. 
Entonces, aún no sé si viene solo de pasadita por mi vida nuevamente, o si es que quiere quedarse por algún tiempo o pá siempre, pero sin duda alguna, se vienen muchos metros cúbicos para nuestros cuerpos que desean crear un universo nuevo. Unidas somos más fuertes; más sedientas, más peligrosas, más rancias, más amor del bueno, más hampa a nuestra existencia rehablitada! Porque juntas abandonamos declaradamente hoy el Sendero del Señor, para volver como reinas de la noche a la postricidad. He dicho. Es palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús. Amén. 

sábado, 15 de abril de 2017

Capítulo 19. El Sendero del Señor

Y yo aún no me entero cómo ni en que momento es que retome el sendero del Señor y deje la vida pecaminosa que llevaba llena de vicios. Ya, nunca tanto la verdá! Porque no soy ni tan beata, ni tan milagrosa, ni tan sobria como para admitir tal grado de milagro.

Resulta que de un tiempo a esta parte en mai laif he estado un tanto alejada del mundo de excesos etílicos, y supongo que todo se debe a mi casi nula actividad social en los meses de enclaustramiento que es el resultado de ser una trabajadora, estudiante, dueña de casa, Elvira, amiga, señora de la risa y los infinitos seres que viven dentro de mí; porque si tuviera el tiempo de antaño, otro gallo cantaría en esta historia de rehabilitación.

El otro día salí, por esos milagros que ocurren solo en semana santa y ni siquiera cumplí con la cuota mínima de bebestible, cuando desistí por que hacia frío. ¡Porque hacia frío!, que excusa más de mujer rehabilitada en el sendero del señor. Así que por ende no hay mejor prueba de que el pulento existe y que hace milagros para semana santa. Soy un ejemplo de milagro de semana santa. 

Después de aquella prueba superada por los años de embriaguez callejera de cuneta, cuma y del hampa, puedo decir que la luz del señor entro en mi vida, aunque claro, aún no se si la luz se quede o no en mí, porque queda solo un poco para cumplir con el rito del natalicio; y en las celebraciones de los natalicios, sea de quien sea, siempre hay que brindar (mucho o poco) por los años que se nos van y por los que vienen. Así que esta vez, aún no cantare victoria!

domingo, 29 de enero de 2017

Capítulo 18. Perder

Perder es terrible, sobre todo si ese perder implica que sea parte de tu vida. Los últimos años he perdido de manera continua y consecutiva a muchos en mi vida. Perdí a mis abuelos maternos con un año y medio de diferencia. Perdí un sobrino que su paso por este mundo fueron dos horas. Y el año que se nos fue, se llevo a mi mamá, pilar fundamental de mi vida y la de toda mi familia en realidad. 
En  menos de cuatro años, perdí a cuatro familiares, uno cada año. Perdí gran parte de mi soporte a la tierra; y si ya era descarriada y alcohólica ocasional con ellos en mi vida, pensé que volvería a los momentos de mayor postricidad que tuve en mis años de juventú, cuando todo lo resolvía curándome raja. 
Serán los años, la madurez, la adultez, los astros, las estrellas o la pena horrenda que me he cerrado a negarme de vivir el proceso de duelo, para llorar a todos quienes he perdido en los últimos años de mi vida. 
Aún no asemejo ninguna de mis perdidas, aún no término mis duelos por ninguno de los que han partido y que han dejado un vacío horrendo en mi vida y en mi corazón. 

Quizás perder a mis abuelos, era parte de la vida, aunque eso no significa que duela menos no tenerlos en mi vida. Porque duele todos los días; duele no pasar el dieciocho comiendo las empanadas de pino fritas de mi abuela. Duele cada año nuevo que ya no pasamos juntos, duele no escuchar sus voces, duele no sentir sus abrazos, duele no sentir su olor. Duele sentir que ya no están; pero perder a mi mamá, es algo que aún no asumo del todo. 

Es fuerte asumir que ya no habrán más siestas juntas; ni ver películas, ni ir a comer pizzas a Ravera. Ya no habrán mas abrazos, ni besos, ni apapachos, ni cariños. Ya no volveré a sentir su olor; ya no volveré a leerle. Ya nadie me dirá en el día de mi cumpleaños como llegue a este mundo como ella lo hacia cada año. Duele saber que no me acompañara en los logros, que también son de ella. Que no conocerá a mis hijos, que no habrán más almuerzos familiares. Nadie sabrá que paños de cocina comprar para la casa, o ya no será ella la que decida de que color se pintara la casa. 
Con mis perdidas consecutivas lo único que aprendí fue a vivir a concho cada uno de mis días y aprovechar a quienes aún me quedan en mi vida. Quienes me conocen saben que soy una mujer de la risa fácil y contagiosa; pero creo que el ultimo tiempo rio sólo para que el resto no me pregunte como estoy. ¿Cómo debería estar? Cómo debería estar después de perder la mitad de mi vida en un par de años. 
La gente vive quejándose por lo que no tiene y por lo que tiene todo el tiempo, sin darse cuenta lo afortunados que son. Se quejan por los kilos de más, por el tiempo, por el trabajo, por todo. Yo solo me quejo de no haber tenido más tiempo con quienes amaba.

Mis perdidas familiares han desencadenado en mi que viva a concho todo, reír, llorar, amar, abrazar, aprender y desaprender, respirar, salir, etc. Todo absolutamente todo lo disfruto y lo vivo a concho. No se cuando la vida se ensaño tanto con hacerme sufrir y tener que levantarme por los que quedamos aquí. Aún me quedan mis hermanos y mi papá. Aun me quedan mis sobrinas y un compañero que llego en el momento menos y más oportuno a la vez a mi vida. Pero perder de está forma siempre será doloroso y vivir con esos dolores y esas penas es aún peor; lo único que queda es disfrutar todo y a todos lo que más se pueda. Entregándolo todo sin miedo a sufrir, porque no habrá dolor más grande que vivir con la ausencia de los que amaste y ya no están.