En la realidad, no soy una conífera. Las coníferas son árboles perennes y de formas cónicas; pero el juego de palabras que resulta de este tipo de árboles y mi nombre the rials es entretenido.
No me considero una persona para nada madura, siento que aun no tengo mi vida encarrilada y quizás tampoco la quiero encarrilar. Tengo una gata que recogí hace ocho años a la cual considero mi hija no biológica, peluda y de cuatro patas; a veces creo que ella me entiende más que las personas y eso no quiere decir que soy un ser antisocial, solo que mi gata me entiende mejor que los humanos, lo que a mis ojos, la hace única y especial.
Hace algunos años me asumí como lo que soy, un ser disperso, esa es mi naturaleza. Tengo curiosidad del mundo, de las cosas, de la vida. Supongo que mis padres han ayudado a que yo crea en mi, más de lo que yo misma creo. No tengo trancas afectivas, crecí en una familia conservadora, estudie toda mi vida en colegio de monjas, soy buena pa la shushá y la talla doble sentido. Siempre me he considerado la hija rebelde de la familia y a pesar de las diferencias siempre me he sentido apoyada en las locuras por mis viejos. Me hice un piercing chica, viaje sola, me tatué y soy la hija delincuente de mi padre, pero a pesar de todo el me ama por lo desvergonzada que soy para enfrentar la vida.
Amo los perros, ver películas, parecer indigente los fines de semana en la casa. Me gusta tomar fotos, acariciar perros callejeros, tomar cerveza, el vino tinto. Mi bicicleta, leer, pintar. Los vestidos, mi cama. Bailar con desenfreno. Reírme (y no como señorita precisamente), hablar weas y escribir weas como está...que a nadie le importa.
Soy sociable por naturaleza, pero desde hace algún tiempo aprecio mis tiempos a sola. Aprecio los desafíos y vivir en un colapso continuo, en el fondo de mi ser pienso que si no hago muchas cosas, estoy desperdiciando tiempo importante de mi vida y por lo mismo vivo quejándome que no tengo tiempo para hacer nada!
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